El cobre es uno de los mejores conductores de la electricidad, concretamente el segundo después de la plata. Es por esta alta conductividad eléctrica, su ductilidad y maleabilidad por lo que se utiliza en múltiples elementos eléctricos, cables y componentes electrónicos y de comunicación, siendo uno de los metales más recurrentes a nivel mundial. ¿Pero conoces cómo se realiza su proceso de reciclaje? Sigue leyendo.
En un mundo global con cada vez menos recursos, precisamente por su uso intensivo, el cobre es uno de los metales que más escasean, por lo que se vuelve imprescindible su reciclado.
La importancia del proceso de reciclaje del cobre durante la gestión de residuos
El cobre, de igual manera que sucede con otros metales, como el aluminio, puede ser reciclado un número ilimitado de veces sin perder ni degradar sus propiedades químicas o físicas, siendo uno de los materiales más reciclados ya desde la antigüedad.
La fuente más importante de chatarras para el reciclaje de metales como el cobre son los productos que han finalizado su ciclo de vida funcional (chatarra obsoleta). Entre ellos se encuentran los residuos de construcción, como instalaciones de fontanería, gas y calefacción o cables eléctricos…, así como equipos eléctricos y electrónicos y productos de latón.
El cobre en el proceso de reciclaje de metales
El proceso de reciclaje del cobre consta básicamente de la recogida y clasificación de las chatarras de cobre durante la gestión de residuos en función de sus niveles de pureza, para su posterior envío a la fundición o tratamiento final. Así, los residuos de cobre puro pueden ser fundidos directamente. Su pureza se comprueba mediante análisis químico cuando aún está en estado líquido. Después se desoxida y lleva a formas intermedias, como lingotes, para ser utilizado en otros procesos.
Posteriormente, los residuos que contienen óxidos se funden para formar ánodos que van a electrorrefinación con el fin de obtener el nivel de pureza deseado. En algunas aleaciones, como el latón y el bronce, el residuo de cobre se funde y forma más aleaciones, sin que se vuelva a refinar.
Si el residuo de cobre está mezclado con otros minerales, se evalúa la relación coste-beneficio del proceso de volver a refinarlo. Si esta relación es muy alta, como sucede en el caso de la lata y el níquel que sólo se pueden separar mediante electrorrefinación, el residuo de cobre se destina para fines no eléctricos, que no requieren niveles de alta pureza.
Fases del reciclado del cobre
El cobre que más se recicla es aquel que proviene de cables viejos y que ya no se usan, aunque también se puede extraer de ordenadores, turbinas, motores eléctricos, que, por otra parte, requieren de procesos de reciclaje más complejos.
1- Trituración en trozos pequeños de unos 5 cm.
2- Granulado de estos trozos, es decir, realizar un segundo triturado mucho más pequeño que el anterior, de unos 5 mm aproximadamente.
3- Separación del plástico resultante del cobre, que puede realizarse de dos maneras, bien por aire o por agua.
– Separación del cobre por aire: separa el cobre del plástico soplado y aspirado.
– Separación del cobre por agua, consiguiendo que el plástico flote y el cobre se hunda, lo que facilita su separación y recogida final.
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